Juan siempre fue considerado un revisor fiscal meticuloso. Su firma era sinónimo de rigurosidad contable, y durante años auditó las finanzas de empresas medianas con una lupa legal. Sin embargo, en medio de tantos balances y estados de resultados, Juan descuidó un elemento clave: las señales de alerta en prevención del lavado de activos. Esta es la historia de cómo una omisión silenciosa puede convertirse en un escándalo que lo cambia todo.
Una supervisión rutinaria, un hallazgo grave
Durante una revisión de rutina de la Superintendencia de Sociedades, los inspectores detectaron movimientos financieros irregulares en una de las empresas auditadas por Juan. Lo inquietante no fue solo la transacción en sí, sino la ausencia total de reportes por parte del revisor fiscal. ¿La razón? Juan desconocía el alcance real de sus obligaciones frente a la legislación sobre lavado de activos.
En Colombia, la Ley 43 de 1990, modificada por la Ley 1778 de 2016, y el artículo 323 del Código Penal son claros: el revisor fiscal tiene el deber legal de reportar actividades sospechosas. Omitir esta responsabilidad no solo implica sanciones administrativas, sino que puede acarrear consecuencias penales.
¿Qué debe hacer el revisor fiscal ante operaciones sospechosas?
Un revisor fiscal no es solo un testigo pasivo del comportamiento financiero de una empresa. Tiene un papel activo y decisivo en la detección de riesgos como:
- Transacciones sin justificación económica razonable.
- Operaciones que no se alinean con el perfil financiero del cliente.
- Movimientos atípicos que podrían encubrir actividades ilícitas.
En el caso de Juan, la omisión provocó una investigación más amplia, no solo contra la empresa, sino también contra él como auditor. Su nombre quedó en entredicho, y la reputación de su firma se vio gravemente afectada. La empresa, por su parte, enfrentó sanciones, pérdida de contratos y desconfianza de sus socios comerciales.
Lecciones que toda empresa y revisor fiscal deben tener claras
1. El revisor fiscal debe ser más que un contador: Debe estar capacitado en cumplimiento normativo, especialmente en lo relacionado con LA/FT (lavado de activos y financiación del terrorismo).
2. Implementar controles internos efectivos: No basta con auditar cifras. Es clave diseñar mecanismos que detecten patrones financieros inusuales y promuevan reportes internos inmediatos.
3. Capacitación continua: Las normativas evolucionan. Mantenerse actualizado y recibir formación especializada es fundamental para no caer en errores por desconocimiento.
4. No subestimar la ética profesional: Cuando un revisor fiscal omite reportes por presión, conveniencia o ignorancia, no solo compromete su carrera: pone en riesgo la sostenibilidad de toda una organización.
Conclusión
La figura del revisor fiscal en Colombia tiene una responsabilidad crítica en la lucha contra el lavado de activos. Más allá del rol contable, debe ser un guardián del cumplimiento y la transparencia empresarial. El caso de Juan nos recuerda que el silencio o la omisión pueden ser tan dañinos como una acción ilícita.
Prevenir es actuar. Y en temas de lavado de activos, la inacción también es sancionable.
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