¡Empresas infiltradas! Cómo el terrorismo se disfraza de legalidad en Colombia

¡Empresas infiltradas! Cómo el terrorismo se disfraza de legalidad en Colombia

La historia comienza en una calurosa estación de servicio en el Norte de Santander. A simple vista, era una gasolinera como cualquier otra: clientes frecuentes, surtidores activos, facturas en regla. Pero lo que los habitantes de la región no sabían era que tras esa apariencia legal se escondía una maquinaria silenciosa, eficiente y peligrosa: una red de financiamiento al terrorismo.

El rostro legal de una amenaza oculta

En Colombia, algunas empresas legalmente establecidas se han convertido en herramientas para lavar dinero y financiar grupos narco-terroristas como el ELN o las disidencias de las FARC. Utilizan actividades cotidianas, como la venta de combustible, para mezclar ingresos lícitos con fondos provenientes del narcotráfico, la extorsión o el contrabando.

La historia de las gasolineras en Norte de Santander no es un caso aislado. En regiones como el Catatumbo, Arauca o el Cauca, la ausencia del Estado, las economías informales y la riqueza en recursos naturales crean el escenario perfecto para que estos grupos se infiltren en el aparato económico con máscaras de legalidad.

¿Y qué pasa con las empresas de las grandes ciudades?

En lugares como Bogotá, Medellín o Cali, muchas compañías podrían pensar que están lejos de este problema. Pero la verdad es que ninguna región está exenta. Las redes criminales pueden extender sus tentáculos a través de proveedores, contratistas o aliados comerciales sin que lo notemos a simple vista.

Por eso, la debida diligencia no es opcional: es la herramienta que separa a las empresas responsables de las que pueden terminar involucradas, sin saberlo, en tramas criminales.

¿Cómo blindarse? Cinco acciones clave:

  1. Conozca a su contraparte: Investigue a fondo el historial, reputación y conexiones de socios y proveedores. Hágalo antes de firmar y durante toda la relación comercial.
  2. Evalúe el riesgo por geografía: Si considera operar en zonas de alto riesgo, evalúe si realmente tiene la capacidad de implementar controles robustos.
  3. Capacite a su equipo: El área de compras, financiera y legal deben estar entrenadas en detección de señales de alerta.
  4. Implemente controles de monitoreo continuo: Las transacciones también cuentan historias. Analice patrones de comportamiento sospechoso.
  5. Fortalezca la cultura de legalidad: Nada protege mejor que una cultura organizacional firme y alineada con principios éticos.

¿Vale la pena el riesgo?

En esta historia no hay margen para el suspenso: una decisión mal tomada puede costar la reputación de una compañía, su estabilidad económica y hasta su supervivencia legal.

Al final del día, cada empresa debe responderse una pregunta esencial: ¿Está lista para operar con total transparencia, incluso en los entornos más desafiantes?


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