¡El guardián silencioso! El rol del control interno en la prevención del lavado de activos

¡El guardián silencioso! El rol del control interno en la prevención del lavado de activos

En una empresa mediana de Medellín, Camila, auditora interna, recibió un reporte rutinario de transacciones por revisar. Entre números y documentos, detectó un patrón poco común: transferencias repetitivas entre cuentas sin una justificación clara. Este hallazgo, que para otros habría pasado desapercibido, encendió una alerta. Gracias a su trabajo, la compañía pudo actuar a tiempo y evitar un posible escándalo. Esa es la historia cotidiana, aunque poco visible, del control interno en el marco del SAGRILAFT.

¿Quién es el control interno bajo SAGRILAFT?

En el contexto del Sistema de Autocontrol y Gestión del Riesgo de LA/FT (SAGRILAFT), el control interno no es una persona, sino una función crítica liderada por el equipo de auditoría interna, que actúa de forma independiente, objetiva y con una mirada vigilante sobre toda la organización.

Mientras que el Oficial de Cumplimiento diseña e implementa las medidas de prevención, el control interno evalúa si esas medidas funcionan, si están bien aplicadas y si son efectivas.

Lo que dice la NIA 400

La Norma Internacional de Auditoría 400 (NIA 400) refuerza esta visión al definir el control interno como el conjunto de procesos desarrollados por la dirección y empleados para alcanzar los objetivos de la organización: desde eficiencia operativa hasta cumplimiento normativo. Bajo esta norma, el auditor identifica riesgos, evalúa controles y sugiere acciones para mitigar fallas.

Las misiones del auditor interno

En la historia de Camila, como en muchas otras, las tareas se resumen en acciones clave:

  • Revisión de transacciones: detectar patrones inusuales, identificar posibles operaciones sospechosas.
  • Cumplimiento normativo: verificar que se cumplan las políticas internas, el SAGRILAFT y otras leyes aplicables.
  • Eficiencia operativa: revisar los procesos para hacerlos más seguros, más ágiles y más eficientes.
  • Control de documentación: asegurar que los registros estén completos, actualizados y protegidos ante alteraciones.

El precio de no tener un control efectivo

Imagina por un momento que Camila no estuviera en su puesto. O que no tuviera las herramientas para hacer bien su trabajo. Lo que parecería un error contable podría transformarse en una operación de lavado de activos encubierta. Las consecuencias: multas, investigaciones, desprestigio y hasta el cierre de la empresa.

Por eso, más que una obligación normativa, el control interno es un acto de protección estratégico.

Conclusión: el valor silencioso de la vigilancia constante

El control interno, en el marco del SAGRILAFT y alineado con la NIA 400, es una función vital que requiere más reconocimiento. No es solo revisar papeles: es anticiparse al riesgo, proteger la integridad de la empresa y garantizar la confianza de terceros.

Invertir en este equipo es proteger el corazón mismo de la organización. Porque la prevención, cuando funciona, muchas veces no se nota. Y ese es su mayor logro.


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