La historia detrás de la política que nadie cuenta: Bogotá, 2018. Un joven candidato local recibe una oferta inesperada: “una donación para la campaña, sin necesidad de registrarla.” Viene de un empresario influyente, bien vestido, con conexiones en varios sectores. El equipo de campaña, necesitado de recursos, lo acepta y las pancartas se multiplican, los eventos aumentan y el mensaje llega a miles de votantes. El candidato por supuesto gana, pero nadie sabe que el dinero venía del narcotráfico y el contrabando. Meses después, el escándalo estalla.
Historias como esta no solo son reales sino que también son frecuentes, Y cuando el lavado de activos entra en la política, la democracia pierde, la ciudadanía se desilusiona y la corrupción gana terreno.
¿Qué delitos están detrás del dinero sucio en campañas?: En Colombia, el lavado de activos en campañas políticas no se da por casualidad. Se alimenta de:
- Narcotráfico
- Contrabando
- Extorsión
- Fraude financiero
Estos delitos proporcionan dinero rápido y abundante que necesita ser blanqueado. Las campañas políticas, urgidas por fondos y muchas veces sin controles adecuados, se convierten en vehículos perfectos para ocultar el origen ilícito del dinero.
¿Por qué es tan grave?: Cuando un político es financiado por dinero ilegal:
- Pierde independencia
- Responde a intereses privados y criminales
- Distorsiona el proceso electoral
- Debilita la democracia
La ciudadanía, al enterarse de estos vínculos, pierde confianza en las instituciones, se aleja del voto y se profundiza la desilusión social.
¿Qué se puede hacer?: No basta con señalar el problema. Hay que actuar. Las organizaciones, autoridades y empresas pueden implementar medidas concretas como:
- Normativas internas y códigos de ética que rechacen la financiación opaca.
- Debida diligencia a terceros y financiadores, incluso en procesos políticos.
- Reportes de operaciones sospechosas si detectan donaciones o apoyos que no cuadran.
- Transparencia obligatoria: exigir informes públicos de ingresos y gastos de campaña.
- Promover la rendición de cuentas: tanto desde el sector privado como desde la ciudadanía.
El reto es cultural… y empresarial. Las empresas también juegan un papel crucial: muchas veces son intermediarias o blanco de presión política. Implementar sistemas como el SAGRILAFT y programas de cumplimiento que incluyan riesgos por financiamiento a campañas es clave para evitar sanciones, proteger su reputación y cumplir su rol social.
Conclusión: El lavado de activos en campañas políticas no es solo un problema electoral. Es una amenaza directa a la democracia. Por eso, la transparencia, la integridad y el cumplimiento normativo deben ser parte del ADN de toda organización, desde las empresas hasta los partidos políticos. Combatir esta práctica empieza por no normalizarla, denunciarla y construir mecanismos reales de prevención.
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