En el contexto del lavado de activos, la imposibilidad de determinar quién es el beneficiario final en entidades jurídicas extranjeras se presenta como una señal de alerta crucial. Cuando sociedades extraterritoriales exhiben comportamientos poco profesionales, como canalizar fondos a través de remitentes de dinero y fideicomisos extraterritoriales, se encienden las alarmas. La transparencia en las relaciones accionariales permite conocer la identidad del verdadero beneficiario final, quien debe declarar su participación y los ingresos obtenidos. Por el contrario, la falta de transparencia señala la ocultación de activos de origen delictivo.
Un instrumento clave para ocultar la identidad del beneficiario final son las entidades extraterritoriales, como sociedades o fideicomisos. Estas entidades, establecidas en jurisdicciones extranjeras, operan mayormente fuera de su país de origen y desempeñan un papel fundamental en la ocultación, el movimiento y la inversión de ganancias ilícitas. La rápida constitución y gestión por parte de proveedores de servicios societarios locales, a menudo en jurisdicciones con estricto secreto bancario, las convierte en herramientas atractivas para aquellos que buscan evadir la detección.
Un ejemplo concreto ilustra estas prácticas: un delincuente busca blanquear 100,000 dólares de ingresos ilícitos. Los fondos se depositan en una cuenta bancaria extraterritorial controlada por la sociedad A, propiedad del delincuente. Luego, la sociedad A transfiere los fondos a una cuenta bancaria en el país de origen del delincuente para adquirir acciones de la sociedad B, también bajo su control. Al sobrevalorar el valor de las acciones de B, la sociedad B ahora tiene 100,000 dólares estadounidenses disponibles para el delincuente. Este proceso asegura el blanqueo de los fondos y su integración en el sistema financiero.
Algunos países cuya jurisdicción opera con estricto secreto bancario:
- Suiza
- Islas Caimán
- Luxemburgo
- Singapur
- Panamá
la realización de transacciones a través de jurisdicciones que operan con secreto bancario puede ser considerada como una señal de alerta en el contexto de prevención del lavado de activos. Estas jurisdicciones, al ofrecer un alto grado de confidencialidad financiera, pueden propiciar prácticas opacas y dificultar la trazabilidad de fondos, creando un entorno propicio para actividades ilícitas. Por lo tanto, la empresa debe estar alerta cuando sus contrapartes o transacciones comerciales involucran a países con estas características, siendo crucial realizar una debida diligencia intensificada y aplicar medidas adicionales de monitoreo para mitigar posibles riesgos asociados con el lavado de activos.
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