El sector farmacéutico, vital para la salud pública y el bienestar de la sociedad, enfrenta riesgos significativos en términos de corrupción y soborno transnacional. ¿Por qué este sector es especialmente susceptible a estas prácticas ilícitas?
En primer lugar, el alto valor económico de los productos farmacéuticos, combinado con la complejidad de la cadena de suministro global, crea oportunidades para la corrupción en forma de sobornos para obtener contratos de suministro o para acelerar la aprobación de medicamentos por parte de las autoridades regulatorias.
Es habitual que una empresa del sector a menudo se enfrenta a la presión de lograr resultados financieros y de investigación, lo que puede llevar a comportamientos éticamente cuestionables, como el soborno a médicos o profesionales de la salud para promover ciertos medicamentos o para influir en las decisiones de prescripción.
Una forma efectiva de prevenir estos riesgos es mediante la implementación de un Programa de Ética y Transparencia Empresarial, que incluya políticas claras contra el soborno y la corrupción, capacitación regular para empleados en temas de ética y cumplimiento, y mecanismos robustos para denunciar posibles violaciones.
La implementación de un Programa de Ética y Transparencia Empresarial, aunque recomendada para fomentar una conducta empresarial ética, puede convertirse en una obligación legal en numerosos países, siempre que se cumplan ciertos requisitos. En el marco normativo colombiano, por ejemplo, las empresas están sujetas a la Ley 1778 de 2016, la cual establece la implementación de programas de cumplimiento o «compliance» como un elemento clave para prevenir la corrupción y otros delitos económicos. Similarmente, en Estados Unidos, el programa de cumplimiento es considerado por el Departamento de Justicia al evaluar la responsabilidad penal de una empresa en casos de corrupción transnacional.
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