En un mundo donde los datos personales se han convertido en uno de los activos más valiosos para las empresas, resulta sorprendente que muchas organizaciones sigan sin priorizar la protección de datos. Pero, ¿por qué ocurre esto? La respuesta no es sencilla, pero hay tres factores clave que explican esta falta de conciencia: desinformación interna, percepción errónea de costos y subestimación del riesgo.
1. Desinformación interna: cuando el problema comienza en casa
Uno de los principales obstáculos en la implementación de un modelo sólido de protección de datos es el desconocimiento dentro de la propia empresa. Muchas organizaciones dependen de su personal interno para asesorarse en estos temas, pero el problema es que no siempre cuentan con el conocimiento adecuado.
- Se cree erróneamente que la protección de datos es solo un tema legal y exclusivo de abogados.
- No hay claridad sobre las implicaciones normativas ni sobre las sanciones que puede imponer la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC).
- Se desconocen buenas prácticas en la gestión de bases de datos, medidas de seguridad y canales adecuados para la atención de titulares.
El resultado de esta desinformación es la toma de decisiones inadecuadas, dejando a la empresa expuesta a riesgos que podrían haberse prevenido con un enfoque correcto.
2. Protección de datos: ¿Gasto o inversión?
Desde la perspectiva de la gerencia, los socios y los accionistas, cualquier iniciativa que no genere ingresos tangibles a corto plazo es vista como un gasto innecesario. La protección de datos suele entrar en esta categoría, lo que hace que muchas empresas eviten destinar recursos a su implementación.
Sin embargo, este pensamiento es un error estratégico, ya que:
- El costo de una sanción es mayor que el de la prevención. Las multas impuestas por la SIC pueden alcanzar miles de millones de pesos.
- La reputación de la empresa está en juego. Un incidente de seguridad de datos puede afectar la confianza de los clientes y la imagen corporativa.
- Cumplir con la normativa genera credibilidad y ventaja competitiva. Las empresas que gestionan bien los datos personales son vistas con mayor confianza por sus clientes y socios comerciales.
Las empresas que siguen viendo la protección de datos como un gasto están ignorando el hecho de que proteger la información es proteger su propio negocio.
3. Subestimación del riesgo: «Eso nunca nos va a pasar»
Muchas organizaciones creen que los problemas de protección de datos solo afectan a grandes empresas o a aquellas con exposición mediática. Esta mentalidad lleva a la subestimación de los riesgos reales, tales como:
- Filtraciones de datos personales por malas prácticas internas.
- Accesos no autorizados a bases de datos por falta de controles de seguridad.
- Pérdida de información por ataques cibernéticos o fallos en la infraestructura tecnológica.
- Reclamaciones de titulares que pueden escalar a investigaciones y sanciones por parte de la SIC.
La realidad es que cualquier empresa que maneje datos personales está expuesta a estos riesgos, sin importar su tamaño o sector. Ignorar la protección de datos no elimina el problema; solo lo agrava y aumenta la probabilidad de enfrentar consecuencias legales y reputacionales.
Conclusión: Es momento de cambiar la mentalidad
La protección de datos no es un lujo ni un gasto innecesario, sino una necesidad estratégica para cualquier empresa que quiera operar con seguridad y credibilidad en el mercado actual. Seguir ignorándola es un error que puede salir muy caro.
Para superar esta barrera, las empresas deben:
- Capacitar a su equipo interno en temas de protección de datos para evitar malas decisiones por desconocimiento.
- Entender que la protección de datos es una inversión, no un gasto, y que su implementación fortalece la competitividad y reputación de la empresa.
- Tomar en serio los riesgos asociados al manejo irresponsable de datos y adoptar estrategias preventivas antes de que sea demasiado tarde.
📌 ¿Tu empresa ya está abordando la protección de datos con la seriedad que merece? No esperes a enfrentar un problema para actuar. La prevención es la mejor estrategia.
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