Hacer análisis de riesgos una vez al año no es opcional… es obligatorio

Hacer análisis de riesgos una vez al año no es opcional… es obligatorio

Imagina que estás manejando por una carretera de alta montaña y no hay señal de tráfico, nadie te avisó que justo 200 metros adelante se cayó un puente. Pero como no hiciste una revisión previa de la ruta, sigues acelerando. ¿Resultado? El peor posible. Ese es el equivalente a no hacer un análisis de riesgos de privacidad al menos una vez al año, porque no ver el riesgo, no significa que no exista, solo significa que vas directo hacia él con los ojos cerrados.

¿Qué es un análisis de riesgos de privacidad?

Es una revisión sistemática que permite identificar, valorar y controlar los riesgos que podrían afectar los datos personales que manejas como empresa. Es preguntarte:

  • ¿Dónde están los datos más sensibles?
  • ¿Quién tiene acceso?
  • ¿Qué pasaría si se pierden, se exponen o se usan mal?
  • ¿Hay controles suficientes?
  • ¿Los contratos, sistemas y personas están alineados?

Y con esas respuestas, decides qué debes corregir, fortalecer o implementar.

¿Es obligatorio hacerlo?

Sí. En Colombia, la Ley 1581 de 2012 y su régimen de protección de datos no lo menciona con esas palabras… pero exige el cumplimiento de los principios de seguridad, responsabilidad demostrada y prevención. Y eso solo es posible si periódicamente haces una valoración de riesgos que puedas evidenciar.

Por eso, autoridades como la SIC han sido claras en sus guías y lineamientos: 👉 El análisis de riesgos debe hacerse al menos una vez al año, o antes si hay cambios significativos (nuevas bases, tecnologías, proveedores, tratamientos).

¿Y si no lo haces? El costo oculto que nadie calcula

No hacer tu análisis de riesgos anual no te cuesta dinero de inmediato… pero sí te pone en riesgo de costos ocultos que aparecen cuando ya es tarde:

  • Sanciones por incumplimiento normativo.
  • Pérdida de contratos con clientes que exigen evidencias de cumplimiento.
  • Gastos no contemplados cuando te ves obligado a pagar para solucionar algo que pudo haberse prevenido.
  • Crisis operacionales tras la materialización de un riesgo nadie sabe que hacer porque nunca lo anticiparon.
  • Horas-hombre carga operativa y de trabajo para trabajar en remediar el daño generado por el riesgo.

Es como no ir al médico por años, no sientes nada, hasta que el problema ya es irreversible.

¿Y cómo se ve un buen análisis de riesgos?

Debe tener al menos:

  • Una identificación clara de los riesgos y sus características
  • Riesgos bien redactados, clasificados y evaluados según impacto y probabilidad.
  • Medidas de control adecuadas, actuales y evaluadas con respecto a su efectividad.
  • Brechas identificadas y plan de tratamiento definidos.
  • Evidencia documental y trazabilidad del proceso.

Y sobre todo: un lenguaje que entienda el negocio, no solo los abogados o los tecnólogos.

Reflexión final

No hacer análisis de riesgos de privacidad no es una omisión técnica, es una decisión que pone en juego la estabilidad de tu empresa.Y en un mundo donde los datos personales son cada vez más valiosos —y vulnerables—, ignorar los riesgos equivale a jugar ruleta rusa con tu información y la de tus clientes.

Hazlo cada año. Hazlo con seriedad. Y si no sabes por dónde empezar, busca ayuda. Porque en temas de privacidad, la ignorancia no te protege… te expone.


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