Eran las 8:45 p.m. de un viernes en Bogotá. Andrés, un joven desarrollador de software, pidió una pizza desde su aplicación favorita. Mientras esperaba, recibió una llamada inesperada: “Buenas noches, ¿es usted Andrés Pérez? Soy Luis, su domiciliario. Solo quería confirmar su dirección y el número de apartamento”. No parecía inusual… hasta que a los 15 minutos lo llamaron de nuevo, esta vez para exigirle dinero a cambio de no compartir públicamente información sobre su ubicación y compras recientes.
Así empezó el conflicto que hoy lleva a Andrés a exigir a las plataformas de domicilios un uso más responsable de sus datos personales.
¿Qué fue lo que falló?
Andrés no era cliente nuevo. Ya había ordenado muchas veces sin problemas. Pero en esta ocasión, alguien tuvo acceso a más información de la necesaria, y lo peor: esa información fue usada con fines delictivos.
El caso de Andrés no es único. En Colombia, los servicios de entrega a domicilio crecen cada día, y con ellos, los riesgos relacionados con la privacidad de los usuarios. Lo que comenzó como una forma eficiente de recibir productos en casa, ahora también puede convertirse en una puerta de entrada a filtraciones de datos, fraudes o extorsiones.
📦 Lecciones para quienes prestan servicios de entrega a domicilio
1. Capacita y compromete a tu personal
La empresa que contrató a Luis nunca le enseñó sobre privacidad ni lo hizo firmar un acuerdo de confidencialidad. Grave error. Los domiciliarios deben entender el peso de la información que manejan: direcciones, teléfonos, nombres, y hasta hábitos de consumo.
¿Qué hacer?
- Brinda formación obligatoria en protección de datos.
- Firma acuerdos de confidencialidad vinculantes.
- Establece consecuencias civiles y penales por mal uso de la información.
2. Minimiza la información compartida
El sistema de la app compartía más datos de los necesarios. Luis no solo sabía a dónde ir, también veía la frecuencia de pedidos y otras notas sensibles del cliente.
¿Qué hacer?
- Comparte solo lo estrictamente necesario.
- Limita la visibilidad de la información a un solo domiciliario por pedido.
- Implementa trazabilidad: ¿quién vio qué dato y cuándo?
3. Tecnología con seguridad de base
Toda la información llegaba a Luis por mensajes de texto sin cifrado, algo fácil de interceptar. Grave fallo técnico.
¿Qué hacer?
- Usa apps cifradas y con control de acceso.
- Programa la eliminación automática de datos tras la entrega.
- Bloquea capturas de pantalla o almacenamiento local de datos personales.
4. Prevén delitos antes de que ocurran
La plataforma no validó antecedentes. Luis había sido sancionado por acoso digital. Una verificación simple habría evitado el riesgo.
¿Qué hacer?
- Revisa antecedentes penales de tus repartidores.
- Realiza controles periódicos de cumplimiento.
- Implementa seguimiento por GPS con alertas para desvíos o comportamientos sospechosos.
5. Abre canales de denuncia y respuesta rápida
Andrés intentó reportar lo sucedido, pero la plataforma no tenía un protocolo claro.
¿Qué hacer?
- Activa un canal visible y fácil para reportar incidentes.
- Establece tiempos de respuesta de máximo 24 horas.
- Acompaña al cliente durante el proceso legal si corresponde.
🧭 Conclusión: La confianza no se entrega a domicilio… se construye
La historia de Andrés nos recuerda que detrás de cada pedido hay una vida, una familia, una rutina que no puede ser vulnerada. Las empresas que prestan servicios de entrega a domicilio no solo mueven productos, también procesan datos personales, y por lo tanto, están obligadas a cumplir con la Ley 1581 de 2012.
Un sistema robusto de protección de datos y prevención del delito no solo evita sanciones legales: también fideliza clientes, protege tu reputación y salva vidas.
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